Apocalíptica tormenta de arena sin precedentes envuelve al Medio Oriente.

El pasado domingo 15 de octubre, una intensa tormenta de polvo sacudió gran parte de Jordania, sumiendo a la región de Azraq en una espesa cortina de partículas. La capital, Ammán, y otras áreas urbanas no se salvaron de este fenómeno, el cual se cree que se originó en el desértico suroeste de Siria antes de avanzar hacia el este.
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A través de redes sociales, circulan videos e imágenes que evidencian la magnitud del evento: un manto naranja oscureciendo el horizonte y envolviendo edificios y calles. La visión en las carreteras se vio gravemente comprometida, lo que llevó a que algunos residentes optaran por abandonar sus vehículos en medio del caos, mientras que otros luchaban por conducir a través de la densa neblina de polvo.

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La situación se tornó crítica con el drástico deterioro de la calidad del aire debido a la alta concentración de partículas suspendidas. En respuesta a esto, las autoridades emitieron recomendaciones para que los ciudadanos limitaran su exposición al exterior y usar protecciones faciales, como mascarillas.
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Los equipos de emergencia y las autoridades locales se mantuvieron en estado de alerta, implementando acciones de contingencia y manteniendo informada a la población sobre las precauciones a tomar.

Es importante destacar que tormentas de este tipo no son inusuales en zonas áridas y semiáridas. Generalmente, son resultado de cambios drásticos en las condiciones atmosféricas, como tormentas o fluctuaciones en la presión relacionadas con ciclones. Estos eventos pueden generar fuertes ráfagas de viento, levantando y dispersando el polvo en vastas extensiones de terreno.