John Lennox: “Ninguna de las plagas bíblicas tenía proporciones globales”
Tardó una semana en escribirlo. Estaba sentado junto a su esposa viendo al ministro de Salud británico advirtiendo que existía el riesgo de que todos tuvieran que quedarse en casa para evitar la expansión del virus y optó por sentarse y comenzar a redactar sus reflexiones sobre lo que se estaba viviendo y responder a la pregunta que da título al libro: ¿Dónde está Dios en tiempos de coronavirus?
Como uno de los más reputados científicos creyentes del mundo y autor de una decena de libros sobre la relación entre Dios y la ciencia, John Lennox no es un novato en estas lides. Discípulo de C.S. Lewis, este profesor emérito de Oxford siguió otro camino, el de las matemáticas y la filosofía de la ciencia y se ha dedicado a abordar la relación entre el mundo científico y la religión. Una especialidad que lo llevó a protagonizar celebrados debates sobre la existencia de Dios con ateos memorables, como Richard Dawkins y Christopher Hitchens.
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“Nos hemos acostumbrado a un mundo más o menos estable, en donde la vida es bastante predecible”, escribe en su libro, pero “ahora todo parece estar cayéndose a pedazos: las cosas con las que siempre hemos contado ya no están y estamos expuestos más que nunca a las fuerzas que no podemos controlar en absoluto”. Por eso decidió sentarse a reflexionar, sabiendo, además, como matemático, la magnitud que la pandemia puede alcanzar.
“Cuando vi lo que estaba sucediendo, si bien no soy un gran estadístico, sí sé lo que es el crecimiento exponencial y mi primer pensamiento fue ‘esto va a crecer rápidamente en el mundo’. Por eso, pensé si no sería bueno sentarme y escribir lo que le diría a la gente sobre esto”, agrega a La Tercera desde su casa en Reino Unido, donde permanece encerrado. A sus 76 años está entre la población de riesgo y el gobierno británico pidió a los mayores de 70 quedarse en su hogar “durante un periodo prolongado”.
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Esta pandemia que estamos viviendo parece tener proporciones bíblicas. Es como si hubiésemos retrocedido en el tiempo, a la época medieval. Sin embargo, estamos en el siglo XXI. ¿Por qué cree que no pudimos prevenirla, pese a todo el conocimiento científico que hoy existe?
No soy un experto en ciencia médica, pero usted sabe, ya estuvimos aquí antes. La pandemia de gripe del siglo pasado mató 50 millones de personas, es decir, hasta ahora fue mucho peor que el coronavirus. Luego estuvo el Sars, como hace 18 años, que fue muy peligroso. Creo que no comprendimos bien lo que estaba sucediendo, porque como la medicina está avanzando todo el tiempo, pensamos que nada peor que el Sars podía volver a suceder. Pero ahora nos damos cuenta de que sí podía pasar y debemos enfrentarlo. Además, ahora tiene proporciones globales. Usted citó a la Biblia, pero ninguna de las epidemias de la Biblia tenía proporciones globales. Estaban confinadas. Sin embargo, esta es realmente global, la primera pandemia global.
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Toda la información de la que disponemos ahora y que lleva a algunos a decir que enfrentamos una infodemia, no solo una pandemia, ¿cree que es también un factor en este creciente temor que despierta el coronavirus?
Creo que esta es la gran diferencia. Piense en la peste negra en Europa que causó millones de muertos en el siglo XIV. La gente que vivía en un pueblo sabía que las personas estaban muriendo en ese pueblo, y eso era todo. Ahora tenemos una cobertura noticiosa 24 horas sobre 24 y está frente a nosotros. Me gusta la palabra que usó, infodemia. Eso oscurece el hecho de que las personas están muriendo todos los días por todo tipo de razones. Perdemos, a veces, el sentido de las proporciones y quizá asusta a la gente innecesariamente. Las personas temen más de lo que temerían en otras circunstancias. Es bueno tener actualizaciones, pero no necesitamos saber absolutamente todo. Pero, por supuesto, el otro lado de esto es que esta pandemia también me dice muy claramente que yo soy mortal, soy vulnerable. Un pequeño virus, invisible y que no tiene inteligencia en su cabeza, puede entrar en mi cuerpo y matarme. Eso despierta preguntas mucho más grandes, que la gente no se hace habitualmente, cuando la vida parece estar bajo control.
Como científico y creyente, ¿cómo explica esta “maldad” natural, como usted la llama?
Creo que es muy complejo responder a eso y hay maneras peligrosas de hacerlo. He escuchado a personas decir que este es el juicio de Dios para aquellas naciones que le dieron la espalda. Pero lo que noto cuando la gente dice eso es que la reacción de la gente no es ‘¡oh!, tengo que pensar en Dios’.
No, lo que dicen es ‘¡quién te crees que eres al ser tan arrogante como para pensar que sabes lo que Dios está haciendo con esto!’. Como creyente en Cristo creo que hay una importante declaración que El hizo y que está recogida en el Evangelio de Lucas, capítulo 13. Jesús estaba de pie en el templo de Jerusalén y algunos de los presentes le dicen que ese es el lugar donde soldados masacraron a un grupo de creyentes.
Y él agrega: ‘Sí, y también el lugar donde cayó una torre y mató a 18 personas’. Ahí está la maldad moral, con la masacre, y la maldad natural, que usted mencionó con cierta vacilación y con razón, porque la maldad siempre parece connotar algo moral. La torre cayó, nadie que sepamos la empujó para matar personas, solo sucedió. Entonces, lo que dice Jesús con eso es que si ustedes creen que todas las personas que murieron eran pecadores, la respuesta es no.
Y esto es muy importante cuando hablamos de pandemia, porque lo que Cristo dice ahí es que cuando vemos una tragedia, sea esta pequeña o grande, no podemos concluir que las personas que son víctimas son peores que el resto. Y yo tomo eso muy en serio. Pero luego Jesús hace una advertencia: a menos que se arrepientan, todos van a morir. En otras palabras, esos incidentes, aunque no fueron diseñados como juicios para esas personas, nos advierten que todos vamos a morir.
Entonces, Jesús levanta la gran pregunta sobre ¿cuál es tu relación con Dios? Esa es la forma en que enfrento esa pregunta. Usted mencionó las plagas bíblicas y mucha gente dice que las plagas bíblicas eran el juicio de Dios, pero cuidado, es la Biblia la que nos dice que esas eran juicios de Dios. No conozco ninguna palabra de Dios que diga que el coronavirus o el Covid-19 es un juicio de Dios. Creo que la principal lección de esto, y cito a C.S. Lewis, que tuvo gran influencia en mi vida, es que el dolor es el megáfono de Dios para despertarnos, como Él decía. Y esa es la forma en que veo esto. No como un juicio a las personas.
Fuente: Diaro La Tercera
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